EL DEPORTE ESPAÑOL DEBE PENSAR DE UNA VEZ EN FEMENINO. MUDEGA apoya a Leire Olaberría

La asociación MUDEGA de mujeres deportistas gallegas quiere mostrar su solidaridad con la ciclista Leire Olaberría, que ha tenido que experimentar en carne propia como la estructura patriarcal del deporte español sigue poniendo palos en las ruedas de las mujeres y obligándolas a escoger entre continuar una carrera deportiva plagada de éxitos (alcanzados con gran esfuerzo y dedicación) o ser madres. Según recogen algunos medios, la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC) se ha negado a facilitar algunas adaptaciones que la conciliación familiar requiere a la deportista, aunque esto fuese preciso para arropar a una de sus más laureadas representantes, cuyos éxitos seguramente- habrán disfrutado y presentado, en alguna ocasión, como un exponente de su buena gestión.

Una vez más hemos podido comprobar como las mujeres, en su acceso a la competición deportiva, sufren una situación de doble desigualdad: en el caso de Leire -y de tantas otras- la limitación de edad en la vida reproductiva de las mujeres hace que algunas se planteen suspender temporalmente carreras deportivas muy productivas para poder ser madres. Como todos sabemos, el período reproductivo de las mujeres y el de mayor rendimiento deportivo a menudo coinciden, obligándolas a decantarse temporalmente por una u otra situación o a condicionar el momento de la maternidad en función de los compromisos deportivos.

Cuando se deciden por la maternidad, su regreso a la actividad competitiva les obligará a realizar un esfuerzo extra para recuperar rutinas y marcas – no ocurre así con la paternidad de sus compañeros, que no los obliga a esta retirada precoz-. En la práctica totalidad de los casos, habrán de afrontar también nuevos sistemas clasificatorios para alcanzar posiciones que ocupaban en los rankings antes de su “retirada temporal”. Esto las obliga a reemprender el camino otra vez desde cero, una carga añadida al esfuerzo por ponerse nuevamente en forma. Pero no basta con vencer esas dos dificultades. Tampoco, en general, condiciona la paternidad las planificaciones deportivas de ellos y ellas del mismo modo después del parto: ellas son, por lo general, las que tienen hacer un esfuerzo extra y adoptar distintas estrategias para conciliar el cuidado de los hijos con los entrenamientos y la asistencia a concentraciones y a competiciones. Y ahí es donde se detecta que las organizaciones deportivas de este país adolecen de una perspectiva integradora y respetuosa con las mujeres deportistas.

En una sociedad que tiene un grave problema demográfico sería de esperar que las políticas tendiesen a facilitar la conciliación, pero, como tantas veces, el deporte sigue siendo el reducto de los irreductibles, el ámbito social en el que parece ser más costoso que los procedimientos y los puntos de vista se adapten a la modernidad y la legislación más básica -la Constitución, la Ley de Igualdad, el Estatuto de los Trabajadores- .

El deporte sigue siendo el bastión desde el que todavía se defienden o toleran prácticas que vulneran derechos individuales. La invisibilización del deporte femenino y la inseguridad jurídica a la que se ven sometidas las deportistas (ausencia de contratos, clausulas “anti embarazo”, decisiones discrecionales justificadas por una omnipresente referencia a “criterios técnicos” no definidos ni explicitados, lo que imposibilita comprobarlos o reclamar…) son nuevos muros que deberán superar con poca o ninguna ayuda.

La ausencia de mujeres en las estructuras organizativas y de gobierno del deporte español ha sido apenas disimulada con la creación de comisiones de “mujer y deporte” en algunos organismos o con la presentación de tímidas vías de financiación para el deporte femenino (que con frecuencia son gestionadas por directivos con una ausencia total de interés en este tema, como hemos visto en casos muy mediáticos y recientes). Es necesario que superemos esta etapa “simbólica” y que se empiecen a tomar medidas para garantizar que la incorporación de la mujer a los órganos de gobierno y comités técnicos de las federaciones sea efectiva para que la perspectiva de género permita adoptar medidas más respetuosas y justas con las mujeres deportistas.

Si de algo ha de servir el ejemplo de Comité Olímpico Internacional es para entender como una decidida apuesta por la inclusión del deporte femenino ha conseguido derribar muros tan sólidos como los de la visión antropocéntrica del deporte que existía en muchos países mediante la aplicación de medidas efectivas: todas las modalidades deportivas tendrán que tener competición masculina y femenina en los Juegos Olímpicos y todas las delegaciones del Mundo tienen que tener representación femenina en sus equipos para poder participar. El COI ha conseguido que se cumplan estas medidas adoptando una posición firme y poniendo sus recursos a disposición de esta idea.

El Consejo Superior de Deportes está presidido hoy por una mujer. La secretaria de Estado para el Deporte, Mª José Rienda, tiene en su mano una ambiciosa y gratificante tarea: contribuir a que el deporte femenino sea incluido, por fin en España, como una de las prioridades en las políticas deportivas y que las mujeres deportistas de este país, especialmente aquellas que han sido definidas como “de interés para el Estado” por la Ley del Deporte, reciban la tutela y el apoyo preciso frente a tratos desiguales o discriminatorios.

Estaremos atentas a su respuesta y, mientras tanto, seguiremos apoyando a Leire y a todas las mujeres deportistas dispuestas a luchar por nuevas oportunidades para el deporte femenino, pedalada a pedalada y reclamando lo que es justo para todos y todas.

MUDEGA Asociación de Mulleres Deportistas Galegas