LA PSICOLOGÍA, EL DEPORTE Y EL EMPODERAMIENTO, así ha querido titular este artículo de bienvenida Valeria Corte. Una psicóloga deportivas que entra a formar parte de la comisión de Psicología deportiva de la AMDP.
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Puedo decir con orgullo que la actividad física y el deporte ha estado presente en mi vida desde pequeña. Con 6 años empecé a practicar atletismo en un club de mi ciudad. Aunque lo que yo realmente amaba era el fútbol. Pero no había equipos femeninos y eso de jugar en equipos de chicos… eso… da para otro artículo. Aunque seguí jugando en la calle, no pude hacerlo en un equipo federado hasta los 18 años; y la verdad que eché en falta a alguien que me dijera: Sí puedes. Sí puedes y vas a conseguir ser jugadora profesional. Pero todo eran barreras -o al menos así lo viví yo- y crecí con la creencia de que eso no era para mí. Por suerte, hice -sin saberlo- del deporte mi herramienta de desarrollo personal.
Me formé en Psicología por vocación, ya que me gusta serle útil a otras personas, ayudarlas a conseguir lo mejor de sí mismas. Desde mi pasión por el deporte y mi vocación para la psicología he viajado hasta aquí. Ahora, desde mi empoderamiento, me encanta ver los rostros de asombro cuando me preguntan ¿A qué te dedicas? Soy psicóloga del deporte, respondo con una sonrisa.
Conocer y aterrizar en la Asociación Para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP) ha sido clave para despegar. Para hacer un ejercicio de introspección y preguntarme ¿qué puedo aportar para que las chicas no se encuentren con las mismas barreras con las que me encontré yo? ¿qué puedo hacer yo para cambiar esto? Incluso me ha servido para cuestionar y reestructurar algunos de mis objetivos.
Conocer grandes profesionales, crear sinergias y saber que hay más mujeres dispuestas a cambiar esta realidad me ha dado alas para decir: Basta. Basta de “ligas femeninas” que no son profesionales, de patrocinios que no llegan a las deportistas, de una Ley del deporte que no nos contempla, de cláusulas de rescisión unilaterales. Basta de callar ante la discriminación que sufrimos. Tenemos voz propia y vamos a reivindicar nuestros derechos, de igual a igual. Nos lo debemos. Confiemos en nosotras y en nuestro trabajo. No tenemos que dar las gracias a nadie por lo que hemos conseguido nosotras con nuestro esfuerzo. Os recuerdo que nos corresponde el 50% y que tenemos que seguir dando pasos. Estoy cansada de escuchar “ya sabes cómo está el deporte femenino en España”, “es muy difícil ganarse la vida con el deporte si eres mujer”, “al menos cobras algo” y que se nos menosprecie de esa manera. Estoy aquí para alzar la voz junto a mis compañeras, reivindicar nuestros derechos y cambiar esta realidad que nos lastra como profesionales. Soy mujer, trabajo como Psicóloga del deporte y vengo a demostrar la importancia de nuestra profesión y a ayudar a otras mujeres a alzar la voz para luchar juntas por lo que nos corresponde.
No podemos olvidar que el deporte es un vehículo de introducción a la cultura y una reproducción de la misma. Como agente socializador, aprendemos en él y a través de él, así que alinearé mis objetivos profesionales con esa doble vertiente. Por un lado, quiero contribuir a crear un espacio donde dotar a los y las jóvenes deportistas de herramientas que favorezcan el crecimiento personal. Es importante señalar que los/as psicólogos/as del deporte tenemos diferentes ámbitos de actuación: Deporte base e iniciación, deporte de rendimiento y deporte de ocio, salud y tiempo libre, siendo de nuestro interés en este artículo el deporte base e iniciación, por la importancia que adquiere el deporte en la educación de los y las jóvenes. Bien gestionado, es una potente herramienta de transmisión de valores. Es una actividad lúdica y genera muchas oportunidades para aprender debido a la cantidad de situaciones que hay que resolver.
En deporte base, nuestro trabajo tiene una serie de particularidades pues debemos trabajar con el denominado triángulo deportivo: Padres/madres, entrenadores/as y deportistas. Trabajar con los dos primeros elementos del triángulo es crucial por la influencia que ejercen estos sobre los y las deportistas. Debemos analizar si los objetivos de los primeros están en consonancia con los del o de la deportista (hacia el rendimiento o hacia el desarrollo como persona), ya que las investigaciones nos indican que en estas edades ser considerado como persona (y no solo como deportista) es crucial para que algunos aspectos que van a influir en su rendimiento jueguen a su favor: Motivación, responsabilidad, autoestima, Seguridad, confianza, Gestión emocional (gestión del estrés, gestión del miedo a fallar etc.) y asunción de valores (esfuerzo, constancia y trabajo). Es decir, trabajando los aspectos psicológicos más allá de los técnicos, físicos y tácticos estamos creando deportistas más completos/as, con capacidad de decisión sobre sus vidas, que se van a comprometer más si fijan ellos/as mismos/as sus objetivos, que se responsabilizan de sus elecciones y son consecuentes con las mismas, que van a tener más herramientas en los momentos en los que atraviese dificultades. Más allá de orientarlos/as solo al rendimiento, es importante que los padres y madres, entrenadores y entrenadoras comprendan que trabajar los aspectos psicológicos le va a ayudar al y a la deportista a esforzarse por conseguir su objetivo, le va a dotar de autonomía para descubrir su potencial, a buscar las respuestas por sí mismos/as, para convertirse en los/as protagonistas de sus propias vidas, lo que facilitará tomar la decisión de ser o no deportista de rendimiento en un futuro.
Por otro lado, mi segunda misión como profesional es contribuir a través del deporte a la igualdad entre hombres y mujeres. Está comprobado que practicar deporte conlleva una serie de beneficios para el desarrollo integral del ser humano entre los que destacan los físicos, psicológicos y sociales (transmisión de valores: trabajo en equipo, respeto, autoestima, autoconcepto, empoderamiento, empatía, autoconfianza etc.),por lo tanto, si se impide o dificulta el acceso de la mujer al ámbito deportivo se la estará poniendo en una posición de inferioridad con respecto al hombre. Aunque, a decir verdad, se trata de ir más allá de la constatación de que las mujeres a menudo están excluidas del deporte.
Es tiempo ahora de trabajar para romper con la reproducción de los estereotipos de género que condicionan la participación de la mujer en el deporte. Utilizar el deporte como elemento transformador, como una herramienta a través de la cual se pueden romper barreras.
Para ello me he marcado como primer objetivo el acompañamiento individual o colectivo de aquellas mujeres que quieran dedicarse al mundo deportivo (deportistas, árbitras, fisioterapeutas, entrenadoras..), proporcionándoles herramientas que le permitan sacar su máximo potencial, para que ganen en autonomía y libertad, para fortalecer la confianza en sus propias capacidades, para dotarlas con habilidades de liderazgo y que sean referentes para las generaciones venideras.
“La revolución comienza en nosotras”.
¿Nos acompañas?
VALERIA CORTE.
Psicóloga deportiva.
Comisión Psicología Deportiva AMDP