Me levanto con la resaca de la gran manifestación en Madrid con el 8M para seguir pidiendo lo mismo. Igualdad. Igualdad. En todo y para todo. Cientos de miles de voces pidiendo un derecho natural. La no discriminación de la mitad de la población por el hecho de ser mujer.
Acabamos en un bar, entre pancartas y pies damnificados y con la camaradería de las mujeres y de los hombres a los que invadimos ocupando su mesa. Un par de ciudadanos Brasileños con los que acabamos compartiendo cañas y el partido del Barcelona contra el PSG.
Miraba el aluvión de goles mientras que los Brasileños comentaban que el partido estaba comprado. Que era imposible la remontada. Y les pregunté por el fútbol de mujeres. Martha! Me contestan. Pero nada más allá del deporte y las mujeres. Gol y gol, mientras que los últimos manifestantes cierran una de las mayores concentraciones que recuerde. Seguimos peleando y exigiendo. 50-50 es igualdad. El resto, discriminación. Visibilizar y compartir espacios deportivos.
Yo trataba de seguir las noticias de nuestra selección española femenina, que se estaba jugando la final de la Copa Algarve. Ganamos, ¡qué alegría! Pero no tenía nadie cerca con quien celebrarlo. Los brasileños ya se habían ido y las mujeres que caminamos y gritamos por nuestros derechos, también. Menos mal que me quedan las Redes Sociales para lanzar un ¡Hurra! por nuestra victoria de mujeres.
Ayer en la manifestación, me enorgullecí de las nuevas generaciones que si que van a disfrutar de esa igualdad. Y de las jóvenes promesas del deporte que vienen pisando fuerte. Así que paseando por las redes, he encontrado este artículo de una promesa del periodismo Mari Carmen Rodríguez. Esta es la pasión que necesitamos para contar. Estas son las verdades que algunos quieren ocultar bajo sus contratos publicitarios o sus puestos paga hipotecas. La rabia que una deportista necesita para ganar y la rabia que necesitamos todas para exigir igualdad.
Aquí la dejo. Con su artículo (pincha para leer el artículo). Es una crack. Una mujer sin nada que perder y todo por ganar. Os recomiendo su lectura y su empuje. Esa pasión es la nuestra. Como la de cualquier mujer que venga a pelear por los derechos de las deportistas con esa fuerza. Esta es tu casa. Tu espacio. El de todas.
Nuestra primera participación en la Algarve Cup y nos hacemos con el trofeo. Independientemente del nivel de forma de nuestros rivales, el trabajo de España ha sido muy meritorio. Debemos estar a la altura para encarar el Europeo de Holanda y poder superar nuestras expectativas. Y, oye, que también ha sido una alegría inmensa.
Han hecho historia y no es un día cualquiera. Quizás por eso me he tomado la libertad de sacar un hueco y escribir sobre los pensamientos que se pueden tener desde un despacho. No hemos podido disfrutar del torneo por televisión, y quizás ya no nos sorprende. Y es ahí donde está el problema.
¿Os imagináis un torneo de la Absoluta masculina con la misma cobertura? Ahí tenéis la respuesta a la tan ansiada igualdad.
Gracias a Rayo Total por dejarme plasmar mi parecer y, no voy a negarlo, mi indignación y mi enfado.
«¿Qué esperabais? Ni nos planteamos ofrecer cobertura para conmemorar ningún Día de La Mujer, ese trabajo hay que hacerlo diariamente y no en momentos puntuales. De nada, es mejor que sepáis de antemano el nulo apoyo que van a tener las jugadoras y así no tengáis que rebanaros la sesera buscando canales de televisión hasta el último minuto. Reconocedlo, teníais algún atisbo de esperanza, por eso de que es lo último que acaba por perderse. Pero se perdió, como se pueden perder unas elecciones, como se puede perder la paciencia ante el desprecio de una institución, como se pueden perder hasta los modales por la indignación de un trato que se puede considerar vejatorio».
Un placer.